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Fisterra



Desde los afamados cabos Norte en Noruega y San Vicente en Portugal, el de Finisterre es con toda seguridad el más emblemático de los finisterres del litoral atlántico europeo.

El mítico "Promontorium Nerium" de los geógrafos romanos, se adentra en el Océano para convertirse en el auténtico "Finisterrae" cargado de mitos y leyendas milenarias. Hay que intentar llegar al Fin de la Tierra para experimentar la sensación de dominio que ejerce la inmensidad del mar y fijar nuestra mirada en los acantilados de granito; acantilados que fueron testigos de históricos naufragios, de fieras tormentas y de grandes temporales. Al Oeste asoma el majestuoso Monte Pindo, el Olimpo Celta de Galicia, dominando el paisaje que lo rodea y deslizando su ladera hasta las placidas aguas de la ría.

La pequeña y marinera villa de Fisterra vive por y para la mar, gira en torno al puerto pesquero y la Lonja de subastas de pescado. En la parte antigua se aprecia el autentico ambiente marinero en las estrechas y reducidas calles, en las casas abalconadas, en las pequeñas plazas y en las tabernas y tascas donde se consume lo mejor del mar: los frescos pescados y mariscos.

Dugium está situada a menos de cinco minutos en automóvil de las siguientes playas...



Langosteira

Mar de Fora

Talón

Costa da Morte



Tierra mágica situada en los confines de la vieja Europa, llena de leyendas, tradiciones y naufragios, cada día alcanza mayor personalidad y atracción turística.

Las personas que nos visitan se sienten embrujados por la hermosura de los paisajes costeros, por la riqueza del patrimonio histórico, por la cantidad y la importancia de sus faros, por la magia de las piedras o por su excelente gastronomía.

Visitar A Costa da Morte significa llegar al final de un camino de peregrinación hacia la tierra más occidental del viejo continente, seguido por miles personas a lo largo de la historia, para encontrarse con el renacer de la vida, con viejos cultos paganos, que aquí se muestran con todo su esplendor : agua, sol, piedras, mar…

Desde los abruptos acantilados hasta los siempre verdes y fértiles valles del interior, pasando por aldeas o acogedores y abrigados puertos de mar. El lugar es quizás lo de menos porque a cada paso descubrirá que A Costa da Morte está llena de vida.